El ser humano es “multidimensional” y todos sus “cuerpos”, tanto el físico como el energético, emocional, mental y espiritual están conectados entre sí.

Desde el cuerpo físico tenemos que cuidar mucho nuestra alimentación, porque es el vehículo del alma.

Los parásitos patógenos, o sea aquellos organismos que viven dentro de nosotros y nos infectan, son la causa de muchos síntomas y enfermedades tanto físicas como energéticas y mentales. 

Investigaciones y estudios recientes sobre los parásitos patógenos que infestan nuestro intestino han demostrado que muchas enfermedades mentales, neurosis, psicosis, depresión, ansiedad tienen parte de su origen en estos patógenos, los cuales comprometen nuestra flora intestinal, provocando una alteración de la química intestinal que está estrechamente relacionada con la química cerebral.

¿Cuántas veces hemos leído u oído “el intestino es el segundo cerebro del cuerpo humano”? Pues, esta es la razón.

Por ende, un buen funcionamiento intestinal y una flora equilibrada nos brindan salud no solo física sino también mental y energética.

¿Cómo se reequilibra la flora intestinal y cómo se mantiene este equilibrio?

Les cuento mi propia experiencia.

A final del 2019 me vi afectada violentamente por una candidiasis intestinal, una infección que se produce cuando el hongo Candida albicans se multiplica de forma excesiva en el intestino delgado.

Esta infección fue la cumbre de otros problemas grastro-intestinales que durante la sanación pude acertar, como por ejemplo la alta intolerancia a los lácteos y al gluten.

Tuve la oportunidad de poder empezar una dieta proteica con una base de estudios e investigaciones que dispone de protocolos de desintoxicación y desparasitación.

Empecé con la desintoxicación del hígado y luego con la desparasitación. Fue muy duro abandonar TOTALMENTE todos los cereales y el azúcar, imagínense para una italiana como yo no comer pasta ni pan… ¡Un infierno! Las primeras 3 semanas fueron difíciles, pero poco a poco sobrepasando las crisis de abstinencia al azúcar y los antojos de spaghetti y parmesano empecé a sentir y valorar los efectos increíbles de este nuevo protocolo.

Antes que nada, desaparecieron todos los síntomas fastidiosos de la candidiasis y de la intolerancia al gluten, como dolores de estómago, barriga hinchada, gases y no hace falta mencionar que me sentía más viva, más despierta, más ligera (practicar yoga se volvió notoriamente más fácil y fluido), más enfocada, como si me hubiese sacudido la cabeza de todo el polvo estancado.

Ya es muy evidente que mantener una flora intestinal equilibrada es esencial para la producción también de químicos que afectan positivamente a nuestro cerebro. Quitar los parásitos patógenos es fundamental para eliminar síntomas que muchas veces atribuimos a inflamaciones, gastritis o colon irritable, cuando realmente se trata de agentes patógenos que trastocan por completo nuestra digestión modificando nuestro estado de ánimo y operatividad del día a día.

Aclaro que no soy nutrióloga profesional, pero puedo compartir pasos y tips alimenticios para eliminar estos síntomas qué tanto te acechan como colón irritable, dolores de estómago, colitis, gases, náusea y no solo los físicos, sino también bajar la ansiedad, la angustia, la fatiga crónica, la falta de energía, la falta de atención y más.

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